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domingo, 8 de enero de 2012

Solsticio de Invierno


Celebrar la Navidad en una casa en la que continúa la energía negativa del año que está por finalizar no es nada propicio. Tenemos que prepararnos para que entren las nuevas oportunidades del nuevo año que vamos a recibir.

El momento más mágico de la Navidad La noche del 21 al 22 damos la bienvenida al solsticio de invierno. Con él, llega una nueva estación, que además de traer frío, es una estación en la que la vida parece bajar de ritmo, se hace más lenta.

Si observamos la naturaleza, ésta se queda bajo mínimos, dormitando, en letargo esperando la transformación y renovación que se producirá en primavera.

Es una fecha de finalización y comienzo de nuevas etapas. El solsticio es propicio para terminar asuntos pendientes, atar cabos sueltos y hacer una limpieza general. Es el momento para deshacernos de todo aquello que ya no nos sirva (sea material o no). Tenemos que ordenar nuestra vida y así estar preparados para que pueda entrar la energía positiva del nuevo año.

Siempre viene bien tomarse un descanso y reflexionar, adecuado para comenzar a sentar las bases de nuestra nueva vida. El solsticio de invierno tiene una energía vibratoria importante que puede ayudarnos a ver con mayor claridad, y no deja de ser un momento bonito para hacer un pequeño ritual, meditación, visualización o ritual.

Según cuenta la tradición en este día el espíritu navideño desciende a la Tierra para cumplir nuestros deseos. Y para recibirlo debemos encender en número impar velas rojas, doradas y naranjas (si encendemos las velas o inciensos con cerillas de madera tendrán mayor energía). Una vez encendidas debemos abrir las puertas y ventanas de la casa durante unos minutos para dejar salir la energía antigua y dar paso a la nueva. También debemos perfumar la casa con aroma de mandarina.

Meditando sobre el año que termina, reflexionaremos sobre lo que nos ha ido bien, lo que haríamos de otra manera, lo que hemos dejado atrás…y pensaremos en lo que queremos en un futuro, en nuestras peticiones. Apagaremos las velas y escribiremos en un papel lo que no nos ha gustado del año que se va. Después, de nuevo encendemos las velas y anotamos las cosas nuevas que queremos para el nuevo año, nuestras peticiones. Guardamos el papel a buen recaudo hasta el año siguiente, momento en el que haremos revisión de todo lo anotado y de quemarlo dando gracias por las peticiones cumplidas.



¡Feliz solsticio!

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