Datos personales

domingo, 8 de enero de 2012

Leño o Tronco del Yule


Otra tradición es la del Tronco de Yule. Se trata de un tronco de árbol, habitualmente pino o roble, que se transporta hasta el hogar familiar para hacerlo arder durante las celebraciones del Solsticio.

Se buscaba un leño, principalmente de roble, o en su defecto manzano, olivo o haya. El leño era cortado y amarrado con una soga y todas las personas disponibles ayudaban a arrastrarlo hasta donde sería quemado. Una vez colocado en la chimenea, se lo bendecía y libaba con vino a manera de bienvenida y luego se lo colocaba sobre el fuego, encendido con un trozo del leño del yule del año anterior. El leño debía colocarse cuidadosamente para evitar que se consumiera rápidamente o se apagara antes de los doce días de la Navidad. Pasadas las festividades, se permitía que se extinguiese y un trozo era guardado hasta la siguiente Navidad. El viejo leño era a su vez pulverizado y sus cenizas esparcidas por los campos durante las doce noches para hacerlos fértiles, ya que se les atribuían propiedades curativas y fertilizantes. También los restos del leño tenían el poder de proteger a la casa contra incendios o rayos, esto último posible remedo de la creencia de que existía una relación entre el dios nórdico del trueno y el roble.


EN LA ACTUALIDAD


El árbol de Yule debe ser nuestro trabajo más esmerado. Decorémoslo con
ramitas de canela, bolsas de té, velas, guirnaldas, frutas y todo aquello que nos recuerde el revivir de la Naturaleza. Podemos crear unas bolsas especiales en las que meter cosas que representen nuestros deseos. Por ejemplo: unos pétalos de rosa, unas monedas o un trébol... cualquier cosa que se desee, todo mezclado en una bolsita de tela y anuda a una rama del árbol. Podremos quemarla después en la hoguera o guardarla hasta el próximo Yule donde se dará gracias y se quemará.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por tu comentario