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domingo, 8 de enero de 2012

EL ARBOL DE NAVIDAD



Árbol de Navidad

La proximidad de las fiestas navideñas y de las vacaciones significan, para muchos, la renovación de energía, el acercamiento a familiares, amigos, o la época del año en la que los sentimientos florecen y la paz y el amor se ponen en sintonía para disponernos a vivir momentos inolvidables. Es el momento del año en el que las familias se reúnen y cumplen con los ritos tradicionales, uno de ellos, el armado del arbolito de Navidad, que se debe hacer hoy.

El origen de esta tradición, que coincide solamente en su fecha con la celebración católica del Día de la Inmaculada Concepción, reconoce raíces paganas, especialmente celtas, quienes al comenzar el solsticio de invierno adornaban un roble -su árbol sagrado- para asegurarse el regreso del sol.

El árbol de Navidad se inserta en el ancestral culto a los arboles. El árbol representaba un poder y ese poder se debe al árbol en cuanto tal y a sus implicaciones cosmológicas, como escribe Mircea. Los bosques sagrados servían de templo a los germanos, Para los galos la encina era un arból sagrado sobre el que los Druidas, sacerdotes celtas guardianes de las tradiciones, recogían el muérgano. La recolección sagrada del muérgano era un rito galo, como lo describe Plinio. En el mundo clásico griego, la encina estaba consagrada a Júpiter; el laurel y la palmera, y el pino a Cibeles. En numerosos mitos, los árboles aparecen como residencia de los dioses, especialmente de las dríadas, ninfas protectoras de los árboles y de los bosques. En ocasiones se creía que los árboles estaban dotados de alma, El árbol de Navidad es un vestigio de aquel culto.

El árbol de Navidad en la actualidad es un abeto, un pino o un acebo que se adorna y se ilumina por esas fechas .la iluminación del árbol viene a significar la claridad frente al mortecino sol invernal.

En este articulo los invito a conocer un poco sobre esta hermosa tradición de un amplio significado mágico y religioso, veamos:


LA LEYENDA

Se dice que el primer árbol de navidad fue decorado con sangre. O al menos esa es una de las leyendas que se tejen en torno a este árbol que todas las navidades es colocado en la mayoría de los hogares de América y Europa. Esta leyenda menciona que en la Alemania precristiana se realizaban dos ritos: el primero al Dios Odín ( “padre de todos” según la mitología escandinava). Su rito consistía en que un grupo de guerreros se reunía en torno al roble sagrado de Odín y a manera de tributo, ofrendaban las vidas de los prisioneros de guerra.

Pero otros consideran que; Tiene sus orígenes en la antigua creencia germana de que un árbol gigantesco sostenía el mundo y que en sus ramas estaban sostenidas las estrellas, la luna y el sol. (lo que explica la costumbre de poner a los árboles luces). Era también símbolo de la vida, por no perder en invierno su verde follaje cuando casi toda la naturaleza parece muerta. En algunas casas en los países nórdicos durante el invierto se cortaban algunas ramas y se le decoraba con pan, fruta y adornos brillantes para alegrar la vida de los habitantes de la casa mientras transcurría el invierno.

Otra maravillosa historia cuenta que todo sucedió un día de Navidad de la primera mitad del siglo VIII. San Bonifacio, un misionero británico, se encontraba predicando un sermón para convencer a los druidas alemanes de que el roble no era sagrado. En ese momento, un roble cayó destrozando todos los arbustos y árboles más pequeños que encontró a su paso. Del desastre consiguió salvarse un pequeño abeto: San Bonifacio lo consideró un milagro y le llamó 'el árbol del Niño Dios'.

Así, en las sucesivas Navidades los cristianos celebraban la Festividad plantando abetos y,posteriormente, esta costumbre evolucionó hasta dar lugar a la actual decoración. En España,ha tardado en arraigar y no ha sido hasta mediados del siglo XX cuando se ha popularizado.

Los primeros documentos que nos hablan de la costumbre de colocar en Navidad árboles de abeto o de pino en las casas son del s. XVII y menciona a la región de Alsacia, tierra que se encuentra como Alemania y Francia. En los países nórdicos, en el s XVI, se empiezan a reunir las familias en torno a un árbol de Navidad. El día 24 los niños eran llevados a pasear o de día de campo, mientras los adultos colocaban y decoraban con dulces y juguetes el árbol; a su regreso los niños eran sorprendidos con el árbol y así daba inicio la celebración de la fiesta de Navidad. Esta costumbre cobra fuerza y se extiende como moda cuando la Reina Victoria de Inglaterra para celebrar la Navidad hace colocar un árbol en el palacio decorándolo con velitas que hacen relucir una serie de bellos y finos adornos.

Para muchos la Navidad significa época de paz y reconciliación, final de un ciclo para comenzar otro. Y son muchos los símbolos que se utilizan, la mayoría de extracción o tradición pagana. Durante el Yule (diciembre), adornamos los árboles, como el pino y el roble, colgando de ellos pequeñas frutas, guirnaldas de hojas y saquitos con hierbas aromáticas. Un tronco además es un símbolo de la aridez que puede renacer en fertilidad.

Este árbol era adornado y venerado como símbolo de la luz, para luego ser cortado y usar su leña. O aún más temprano en la costumbre de el Árbol para Asera, siempre un árbol perenne tipo pino, costumbre de construir un templo pagano y rodearlo de árboles en forma de hexagono, o incluso platar uno sólo como recordatorio del hexa* que a su vez simbolizaba la reencarnación, devolviéndonos al concepto fin de ciclo y comienzo de otro.

No cabe duda hoy que La Navidad es una fiesta Pagana, que conmemora la capacidad humana de celebrar la vida en cada paso.

El árbol en sí tiene varios significados religiosos ya que ha sido utilizado como símbolo de la unión del cielo y la tierra: ahonda sus raíces en la tierra y se levanta hasta el cielo; por eso en muchas religiones, sobre todo en las orientales, el árbol es un signo de encuentro con lo sagrado, del encuentro del hombre con la divinidad y de la divinidad con el hombre. En Mesoamérica el árbol guarda un significado místico, inclusive tenían el ahuehuete como árbol
sagrado. Las tribus nórdicas europeas y americanas algunos grupos como los druidas, tenían árboles sagrados alrededor de los cuales se reunían para ritualmente entrar en comunión con Dios.

Los celtas y después sus herederos los wiccas celebraban el ritual de Yule en el solsticio de invierno para invocar la protección de sus dioses. El árbol que tan vinculado se encontraba al hombre pagano era el protagonista de la celebración. Cuentan las leyendas que existía un oficio mágico para regenerar la tierra, regándola con energia vital para que fructificara. La fuente de riego era la sangre en muchos casos, pero había otro elemento aun mucho más poderoso y que esos pueblos tenían en abundancia, el esperma humano. No es broma.

La tradición habla del Árbol de la Vida, practica mágica que consistía en cavar en el claro del bosque donde los druidas realizaban sus rituales y se reunían en asamblea para tomar decisiones, un enorme hoyo en el que plantaban un enorme tronco de árbol, pelándolo de todo follaje como un inmenso falo, y al que regaban con el esperma humano de los habitantes masculinos del poblado. De esa forma ellos pensaban que la energia vital de los hombres entregada generosamente a la madre Gaia revertirá en primavera en fructíferas cosechas. A fin de cuentas y de manera mucho más trivial, regamos vitaminas y minerales a nuestras  plantas para que reverdezcan y recuperen fuerza.


Hoy en día, hemos heredado únicamente la costumbre del árbol de Navidad, pero si nos damos cuenta en esa fecha decoramos nuestro árbol con chispas de luz, bolas mágicas, campanas de cristal, duendes, hadas y enanos y miles de símbolos que le dan vida y fuerza a esa noche tan larga, y al amanecer la tierra nos devuelve la energía que pusimos en el árbol,mediante los regalos realizados con amor por nuestra "poblada tribu". Frente a el, brindamos por nuestro amor, nos deseamos un futuro auspicioso y nos intercambiamos abrazos y promesas de amistad eterna. Esa es la magia del árbol de Navidad.

Hay mucho simbolismo tras este elemento natural. Estas celebraciones se han venido realizando, desde los romanos hasta nuestros dias.

Numerosos estudios han situado las raíces del árbol de Navidad en la época de los romanos, pero lo cierto, aunque parezca mentira, es que hay que remontarse a épocas muy anteriores.

Así, eran los antiguos egipcios quienes celebraban los fines de año con una ceremonia en la que era común llevar una penca de palma de doce hojas, una por cada mes del año. Con todas ellas se realizaba una pirámide y se quemaba en honor a los dioses.




LOS PUEBLOS NORDICOS Y EL ORIGEN DE LA NAVIDAD


El árbol es rico en hierofanías. Por su forma y por su modalidad, es símbolo ideal de la vida.

Por ser vertical, es fálico; y por perder hojas y renovarlas cada año, es asociado con la muerte y la resurrección. Esto fue así desde la antigüedad. El motivo del árbol sagrado lo encontramos ya en un bajorrelieve del palacio de Asurnasipal ll en Tell-Ninrud. El símbolo del árbol en Babilonia fue estilizado con el signo de la cruz, como la tau de Tamuz (Dumuzi sumerio) el dios que al renacer adoptaba el símbolo vegetal.

Entre los mitos nórdicos, descubrimos que el árbol era el centro del universo. Para los germanos, la vegetación también estaba asociada con la agonía mortal del sol; hecho coincidente éste con las Saturnalias. Los antiguos indoeuropeos observaban que hacia la mitad del invierno el sol quedaba inmóvil cerca del oriente meridional y luego se elevaba paulatinamente. A este fenómeno astronómico se lo conoció como el día del solsticio (sol detenido) . Temiendo que la oscuridad de diciembre venciera al sol y lo ocultase, se decoraban las casa con acebo, hierba, muérdago y laurel, ya que estas hojas perennes, al seguir en elmismo estado aparente después de ser arrancadas, eran símbolo de inmortalidad. Además, se encendían leños; se hacían grandes fogatas y se prendían velas. Esta iluminación durante esa noche actuaba como una especie de magia imitativa que intentaba revivir al sol. Por lo tanto, en la mentalidad arcaica, los árboles iluminados no sólo eran símbolo de fertilidad sino de renacimiento solar. De estas creencias se derivan las prácticas de entregar una rama de alguna planta al final de la Saturnalia, a los nuevos magistrados como símbolo de permanencia en su cargo.

En la Edad Media, el leño era parte de un impuesto en productos naturales que el vasallo debía pagar a su Señor feudal. Los cánones exigían que se pagaran productos determinados según las fechas y en evocación a rituales pasados. Así como en Pascua se exigían huevos, en Navidad se exigió un leño. Este no era un leño pequeño sino que consistía en una enorme porción de árbol. Durante la Navidad, el leño se quemaba en el hogar; acto seguido, toda la familia iba a los servicios religiosos dejando el leño encendido. Si la tea ardiente se apagaba por alguna razón, esto era presagio de desgracia.

Según la leyenda, fue Lutero quien cambio esta costumbre entre los protestantes. Así, en lugar de quemar el leño, se le encendían velas. Dicha costumbre comenzó a difundirse en América para 1761 importada directamente de Alemania. Ya para 1850, por primera vez, en Nueva York comenzaron a iluminarse los árboles a gas.



Historias del Árbol de Navidad:


Pero lo cierto que es que los orígenes e historia del arbol de navidad está llena de otras leyendas e historias muy diversas:

Una de estas historias habla de un generoso sacerdote que vivió hace 400 años en Alsalcia y cada noche de Navidad, repartía entre los habitantes menos favorecidos de su pueblo alimentos, ropa y dinero que recolectaba durante el año.

Un día, mientras preparaba los paquetes para sus fieles más pobres, el sacerdote admiró la hermosa noche y se le ocurrió colgar los regalos en las ramas de un abeto próximo a la iglesia. Los pobres podrían así disfrutar además del cielo estrellado de aquella noche clara mientras se cantaban bajo el árbol cánticos sagrados. Tan agradable resultó la reunión que desde entonces el árbol fue el centro de la fiesta navideña.

Otro leyenda lleva la tradición a Inglaterra y la sitúa en el siglo XVIII bajo el reinado de Jorge III. La esposa del rey, la reina Carlota, se caracterizaba por su bondad con los súbditos y en el año 1765 decidió instalar en uno de los salones más grandes de palacio, un árbol de Pascua adornado con guirnaldas, luces, juguetes y toda clase de regalos.

Hasta la leyenda del niño:

Cuenta esta leyenda que durante una muy fría noche de invierno, un niño buscó refugio en la casa de un leñador y su esposa. El matrimonio ya anciano, lo recibió y le dio de comer. Durante la noche el niño se convirtió en un ángel vestido de oro: era el niño Dios.Para recompensar la generosidad de los ancianos, el niño tomó una rama de un pino y les indicó que la plantaran, indicándoles que cada año daría frutos. Y así fue: el árbol dio cada año por navidad manzanas de oro y nueces de plata.

El árbol de la Navidad hoy

Debido a la cada vez mayor tala de árboles, se empezaron a inventar los árboles de navidad artificiales. Comenzaron a ser importados de Alemania a América alrededor de 1880 a través de tiendas como FW Woolworth. Fueron seguidos por patentes de luz eléctrica y ganchos de metal para colgar las decoraciones.

Estos primeros árboles eran pequeños, pero a finales del siglo 19, comenzaron a fabricarse árboles cada vez más grandes. Esto marcó un hito en la sociedad, convirtiéndose en un símbolo de estatus: mientras más grande era el árbol, más opulenta era la familia. Y con respecto a los adornos ¡ni se diga! Fue la época en la que se sobrecargaban los árboles con todo tipo de decoraciones.

En ese entonces el mercado de árboles y adornos de navidad empezaba a expandirse por toda América y Europa, pero durante la primera guerra mundial, los árboles de navidad tuvieron que ser guardados en sus cajas en espera de la ansiada paz. En Inglaterra, por ejemplo, algunas familias optaron por decorar pequeños árboles y colocarlos en sus refugios, como una manera de aligerar su espera, pero al finalizar la guerra, inmensos árboles de navidad decoraron las plazas públicas y los hogares.

A mediados de los años 60’s, las ideas modernistas acapararon el mercado de los árboles de navidad y empezaron a crearse los árboles de aluminio plateado, pero hacia los años 70’s se recobró el gusto por los árboles naturales.

Ahora, en pleno año 2000, los materiales, tamaños y formas de los árboles de navidad son muy variados. Los fabricantes compiten por hacer adornos cada vez más llamativos y las tiendas llenan sus anaqueles con esferas, muñecos, ángeles, Santa Clauses que ríen y bailan; luces de colores con o sin música y toda una industria que crece día a día en torno a la navidad.





La simbología de la decoración

En muchas religiones, sobretodo las orientales, el árbol es un signo de encuentro con lo sagrado, del encuentro del hombre con la divinidad y de la divinidad con el hombre. En mesoamérica, el árbol guarda un significado místico; inclusive consideraban el ahuehuete como árbol sagrado. Las tribus nórdicas europeas y americanas tenían árboles sagrados alrededor de los cuales se reunían para ritualmente entrar en comunión con Dios.

Por ello, el árbol de navidad también tiene varios significados religiosos. Ha sido utilizado como símbolo de la unión del cielo y la tierra, nos recuerda la redención y se asocia con el árbol de la vida, que lucía en medio del jardín del edén. Las esferas simbolizan los frutos del Árbol vivo que es Jesús y sus decoraciones nos recuerdan las gracias que el hombre tenía cuando vivía en el paraíso en completa amistad. Las luces que se encienden y se apagan representan la luz de Cristo, el estado paradisíaco que del amor de Cristo.Y la estrella que se coloca en la punta del árbol, representa la estrella de Belem que anuncia la redención de la humanidad.

En la actualidad, La colocación en el hogar de un pequeño pino o abeto es uno de los actos más significativos de la Navidad en nuestros días. Sin embargo, no es suficiente su presencia, sino que es necesario llenarlo de adornos, entre los que se encuentran las esferas de cristal, las figuras diversas que se cuelgan o el popular espumillón. No obstante, si se quiere decorar de forma perfecta es necesario incluir iluminación, que le proporciona un aspecto más espléndido y navideño.

También se pueden citar una serie de elementos que forman parte de una simbología cristiana, como la estrella que se coloca en la copa del árbol, que representa el astro que siguieron los tres Reyes Magos y que les guió hasta Belén. Este elemento puede ser sustituido por un angelito, que podría venir a interpretar la paz que se vive en estas fechas, o el Arcángel, que comunicó a la Virgen su estado de buena esperanza.

El resto de los motivos también tienen su significado o constituyen la evolución de otros elementos simbólicos. De hecho, antes de colocarse luces eléctricas, la iluminación provenía de velas que simbolizaban purificación y la idea de que Cristo es la luz que guía al mundo. Por su parte, las herraduras son otro objeto habitual y constituyen un antiguo amuleto de buena suerte. Tampoco se pueden olvidar las manzanas y bolas de colores, como una forma de atraer la abundancia para la época venidera y que aparecieron en Bohemia en el siglo XVIII, o las campanillas, que son muestra de la alegría de estas fechas.





Cómo decorarlo

El árbol de Navidad tradicional por excelencia ha de ser siempre un pino o abeto, preferentemente de forma cónica, que se debe presentar en una gran maceta, plantado en tierra fina. Una vez encontrada la mejor ubicación en el hogar, ya se puede proceder a colocar todos los adornos necesarios, desde la esferas de color, hasta la iluminación, pasando por el espumillón y los adornos de la copa. Asimismo, es importante recordar que en los pies del árbol se deben situar los paquetes o regalos que simbolizan la llegada de los Reyes Magos con sus presentes, igual que ocurrió en el portal de Belén. No obstante, es habitual esperar a la Noche de Reyes para colocar directamente los verdaderos regalos. Últimamente, es muy frecuente, sobre todo en lugares públicos, la decoración clásica que consiste en intentar mantener una misma escala cromática en todo el árbol. Los tonos más adecuados son los dorados y los plateados.

Finalmente, hay que subrayar la posibilidad de adquirir un árbol sintético, plegable, que ocupa poco espacio en el hogar y que se puede utilizar varios años consecutivos. Esta tendencia se ha generalizado, ya que la mayoría de las familias actuales no disponen de un jardín en el que plantar el abeto tras las fiestas, por lo que muchos de ellos se echan a perder. No obstante, son muchos los hogares que aún prefieren conservar la costumbre del tradicional abeto navideño.

1 comentario:

  1. Muy acertado punto de vista! La navidad es exquisita en toda la extensión de la palabra, por su puesto lo que más disfruto es la decoración entre ello el bello Árbol de navidad, además de que la comida es una delicia sobre todo los postres. Además es una temporada para reunirse con la familia, y se siente una calidez tremenda.

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